Dominique Wavre ha franqueado la latitud de las islas Canarias en el sexto día de regata; se encuentra actualmente en décima posición y encara las condiciones meteorológicas que le permitirán recuperarse pronto de las últimas 48 horas de regata que han sido particularmente agotadoras.
“Es cierto que ha sido como el rodeo, pero me siento muy satisfecho por la forma en que he gestionado estas últimas jornadas de competición. Ha sido un momento de la regata muy difícil desde el punto de vista estratégico y he salido bien parado”.
Durante la jornada del martes, los competidores se vieron obligados a tomar su primera decisión estratégica determinante de la regata, al aproximarse una fuerte depresión de viento del oeste. La elección consistía en seguir la ruta en línea recta como si no hubiera nada por el medio o poner rumbo hacia el oeste, a 70 grados de la ruta directa, con el fin de ir a buscar el viento más fuerte. Dominique optó por esta segunda solución y se dirigió aún más hacia el oeste que sus adversarios, lo que le permitió beneficiarse de fuertes rachas de viento y de remontar puestos en la clasificación general.
“Ayer navegué todo el día con el viento de través, bajo condiciones duras, con hasta cuarenta nudos de viento y olas rompientes de tres metros. El espectáculo fue de una belleza increíble”.
Antes de afrontar estos golpes de viento, Dominique había preparado perfectamente su velero Mirabaud en vista de lo que le esperaba: “Desplacé todas las velas, todas las bolsas de comida y de material, todo el peso al lado de estribor del velero, ya que sabía desde dónde soplaría el viento. Preparé además todas las velas por adelantado y cuando las primeras rachas llegaron, yo estaba listo. Enrollé el génova e icé la trinquetilla y metí un rizo, luego otro, y me lancé.
El Mirabaud se encuentra en buen estado y su patrón en buena forma. Me han preocupado algunos detalles y tengo trabajo de mantenimiento por delante en el momento en que el mar y el viento me lo permitan, pero no se trata de nada grave. Yo también me encuentro bien y he conseguido descansar a pesar de la dureza de las condiciones y me alimento bien, algo que no es fácil cuando el barco golpea así de fuertemente. Por suerte, Michèle y Magali han preparado mi avituallamiento tan bien que no me preocupa nada, sólo he de estirar la mano”.