Pasaban pocos minutos de las seis de esta tarde cuando Dominique Wavre (SUI) y Michèle Paret (FRA) fueron calurosamente recibidos en Barcelona a bordo de su barco Mirabaud, diseño de Owen-Clarke, tras completar la travesía desde el puerto francés de La Rochelle. La pareja, que terminó en tercer lugar en la última edición de la Barcelona World Race, prefirió realizar la travesía sin tripulación adicional y sin parar, para meterse en el ‘modo regata’ que les aguarda.
Mirabaud es el décimo tercer equipo de los quince participantes en la Barcelona World Race en llegar a la ciudad Condal, sede de la salida y la llegada de la prueba. La travesía supuso a momentos todo un reto, con vientos que alcanzaron los 47 nudos y dos vendavales que arreciaban a barlovento. “Ha sido un duro viaje”, comentó Wavre, “Pero estamos contentos de volver a Barcelona y de haber sido recibidos por nuestro equipo y tantos amigos. Tenemos ganas de tomarnos unas cervezas y unas tapas. Toda la travesía fue de ceñida y tuvimos dos vendavales, así que ha resultado duro y nos alegra no haber roto nada. Habíamos planeado salir una semana antes pero tuvimos un problema con una pieza en lo alto del mástil y tuvimos que emplear cinco días con sus noches en laminarlo correctamente para arreglarlo, pero ahora está todo bien. Los vientos fueron mucho más suaves desde el mar de Alborán así que hemos podido descansar en los últimos días. Decidimos que era mucho traer el barco entre Michèle y yo para coger un buen ritmo y esto ha funcionado”. Dominique concluyó: “Tenemos aún bastantes cosas que hacer, pero son sólo pequeños detalles. Contamos con un buen equipo y todo va correctamente”.