A tres días de la salida de la regata, Dominique Wavre y Michèle Paret se encuentran serenos al tiempo que concentrados, cargando el barco con el avituallamiento, la ropa, las cajas de herramientas… No pueden permitirse olvidar nada. Magali se ocupa de coordinar este trabajo de titanes. Son jornadas de 15 horas, así que para ella la salida de la regata supondrá también una liberación.
Dominique y Michèle encuentran tiempo para atender las peticiones de entrevistas, asistir a las últimas reuniones de la organización y supervisar los últimos trabajos. «No vamos con retraso», comenta Dominique que añade: «pero tampoco nos sobra mucho tiempo. Los minutos que nos quedan para la salida están contados, y tenemos que hacer el mejor uso de ellos».
Esta tarde el equipo técnico del Mirabaud ha desmontado la pala del timón de babor para reparar una pequeña vibración. Un toque de lija, un toque de pintura y el apéndice surca el oleaje de forma armoniosa. Las cajas y las bolsas se acumulan sobre el pantalán; después pasan al puente del Mirabaud donde cada una de ellas encuentra su sitio, minuciosamente planificado.
Entre el día de San Esteve, festivo en Cataluña, y hoy lunes existe un tremendo contraste. Barcelona celebraba uno de sus grandes días de la Navidad mientras los equipos de tierra y los tripulantes aprovechaban una última jornada antes de las últimas prisas. Desde esta mañana, la actividad ha regresado a pleno ritmo. Apenas quedan cien horas para la salida de la Barcelona World Race, poco tiempo antes de una prueba de tres meses, en la que puede pasar de todo cuando menos te lo esperas.