Dominique Wavre y su equipo técnico no han levantado el pie del acelerador este invierno: “Nos fuimos dos semanas al sur de Francia, durante las que desconectamos totalmente descansando y haciendo bicicleta de montaña, pero a continuación regresamos a La Rochelle y estamos totalmente inmersos en las labores de preparación de la Vendée Globe”, explica Dominique.
La primera etapa del trabajo supondrá tener el barco en el astillero unos dos meses, para colocar una nueva protección de la rueda del timón a la vez que se llevarán a cabo otras modificaciones en el interior del barco.
“Se trata principalmente de adaptar el velero a la navegación en solitario y además seguir con la puesta a punto tras la instalación del nuevo mástil. Estos cambios son relativamente superficiales y afectan sobre todo a la ergonomía del velero”.
Desde el momento en que esta etapa del trabajo concluya, el patrón del Mirabaud prevé navegar lo más posible. “Vamos a aprovechar la primavera y el verano para trabajar en las maniobras y la velocidad, mejorar los automatismos, etc. Más adelante planeamos disputar algunas regatas internas informales, como la SNSM o el Tour de Belle-Ille. Son competiciones amistosas en las que nos gusta competir”.
A partir del mes de septiembre, todo el esfuerzo se enfocará en la preparación específica de la Vendée Globe: planificación de la ruta, avituallamiento, verificación detallada de los menores detalles…
¡Y finalmente, la gran aventura!