“La solidaridad de las gentes del mar no es palabra en vano”

La desaventura acaecida a Dominique y Michèle ha despertado amargos recuerdos entre numerosos navegantes oceánicos, que han atravesado situaciones similares en el pasado. La vela es un deporte mecánico extremo y perder el mástil constituye una experiencia en el mar dura de vivir pero que forma parte de esta disciplina, de la misma forma que si un coche de Fórmula 1 nunca rompiera su motor, se encontraría relegado sistemáticamente a la cola del pelotón.
Michel Desyojeaux, en cabeza de la Barcelona World Race hasta el momento en que rompió su palo, nos confiesa su testimonio: “Me siento muy triste por ellos y sé de lo que hablo. Cuando sucede algo así uno está totalmente concentrado en la urgencia del momento en primer lugar y completamente metido en la acción, pero es cierto que todo se desmorona  físicamente y en sentido figurado. En el momento en que la situación se estabiliza sentimos un profundo golpe. De hecho los problemas más violentos llegan paradójicamente a continuación y esto no siempre es fácil de manejar. En el caso de Dominique y Michèle, lo esencial es que se encuentran sanos y salvos y no han resultado heridos. A fin de cuentas uno se da cuenta, y seguro que ellos también, de que el ser humano se hace más fuerte en la adversidad. Estoy seguro de que van a recuperarse de este duro golpe”.
También preocupado por lo acontecido a Dominique y Michèle, el tripulante suizo Etienne David, que disputará en el otoño la Transat 6,50, empatiza con los co-patrones del Mirabaud: “Cuando llevas recorridas tantas millas, que te ocurra algo así es realmente duro. Ya habían doblado el cabo de Hornos, que es sinónimo de liberación. Se encontraban bien posicionados y habían llevado a cabo una buena regata hasta ese momento, llevando su velero con mucha inteligencia y sin romper nada”.
Etienne David es todo un veterano del cabo de Hornos y participó en una vuelta al mundo a vela con tripulación al lado del también suizo Pierre Fehlmann. “Desde hace poco tiempo navego en solitario y ahora contemplo a estos tripulantes bajo otro prisma. Siento un respeto inmenso por ellos ya que lo que hacen es realmente durísimo. Dominique encuentra siempre la forma de recobrar la energía necesaria para volver. Les aplaudo con todo el corazón y a Dominique le deseo lo mejor en su preparación para la próxima Vendée Globe. Se merece apoyo y respeto”.

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