El Mirabaud se adentra en el océano Índico tras 27 días en el Mediterráneo y el Atlántico y concluye así una primera parte de regata que discurre de forma relativamente lenta. Las velocidades medias han aumentado considerablemente estos últimos días, aunque las previsiones para el conjunto de esta vuelta al mundo -de momento algo prematuras dado la fase precoz de competición- hablan de un desarrollo lento debido a la modificación que ha sufrido el recorrido por los hielos flotantes, muy bajos en latitud (hasta el 44º sur e incluso menos). Como consecuencia, los tripulantes no pueden beneficiarse todo el tiempo del poderoso tren de depresiones que se sitúa a lo largo del paralelo 50º.
“No hace frío. Yo diría incluso que hace buen tiempo con una temperatura que se acerca a los 15 grados”, comenta Dominique. “Físicamente, todo va bien y llevamos a cabo las maniobras sin problemas a pesar de lo duras que son las condiciones a veces. El barco se encuentra en perfecto estado y nosotros nos sentimos en lo más alto de nuestro potencial para atacar los mares del sur”.
En las próximas horas el pelotón se aprovechará de la ralentización del líder, Virbac-Paprec 3, que entra lentamente en una zona de transición no demasiado animada. Y por una vez, es el grupo central el gran beneficiario de esta situación atmosférica.
El recorrido norte que de forma poco habitual toman los patrones que están dando la vuelta al mundo se percibe también en la fauna marina que les rodea. “Hemos visto los primeros albatros y también algunos petreles, pero la mayoría de los albatros vuelan más al sur y no se quedan mucho tiempo sobre nosotros ya que les gusta volar con mucho viento y planear sobre las olas. La verdad es que los echamos un poco de menos”.
Noticias