El Océano Atlántico es despiadado con la tripulación del Mirabaud. Dominique Wavre y Michèle Paret se encontraban en tercera posición y a 200 millas de los líderes a finales de la semana pasada y en las últimas horas se han visto relegados brutalmente hasta la séptima plaza, sumando casi 800 millas de retraso en tres jornadas de navegación. Al tiempo que el Virbac Paprec 3 de Jean-Pierre Dick y Loïck Peyron establecía a finales de semana un nuevo récord de distancia recorrida en 24 horas (516 millas a 21 nudos de velocidad media) el Mirabaud y sus competidores más próximos permanecían engullidos en una zona de calmas.
Según la página web oficial de la regata, “el mayor perdedor de esta progresión es sin duda el Mirabaud: Dominique Wavre y Michèle Paret han visto cómo algunos barcos les adelantaban a apenas veinte millas y a más de seis nudos cuando ellos no veían ningún movimiento en el agua”. Una situación frustrante…
Sobra decir que Dominique y Michèle han tenido que sacar fuerzas de flaqueza para aguantar la maldita ‘burbuja anticiclónica’, como la denominan los meteorólogos. “Hemos dejado de mirar las posiciones de los otros veleros para evitar sufrir”, confesaba ayer Dominique, un tanto desanimado. “Nos concentramos en nuestros propios reglajes y en la marcha del barco; hay que esperar a tiempos mejores, pero es ciertamente la peor situación para un regatista así que tenemos la moral un poco por los suelos ahora mismo. Afortunadamente ya hemos salido de esta situación de calmas y esto nos da algo de oxígeno y nos hace sonreír, pero mirando las posiciones nos sentimos frustrados por la cantidad de tiempo que hemos perdido”.