Dominique y Michèle han puesto de nuevo rumbo al sur este miércoles por la tarde, una vez terminadas las reparaciones llevadas a cabo en el mástil del Mirabaud. Hace cinco días, mientras navegaban en dirección a Barcelona, la pieza que fija las velas en lo más alto del mástil se rompió. La driza del génova, el cabo que permite izar las velas, hizo una fisura en lo alto del palo, por lo que hubo que sacar el mástil del velero y arreglar esta pieza de difícil acceso.
Dominique y Michèle tienen por delante una pequeña ventana meteorológica que les permitirá navegar hasta Sanxenxo, Galicia, antes de que se aproxime un nuevo frente. Allí se resguardarán de la tormenta antes de poner rumbo final a Gibraltar y llegar finalmente a Barcelona.
Éste es el último mensaje de los tripulantes desde Francia antes de zarpar: “A las cuatro de la tarde aún queda hielo en el puente del barco que los tímidos rayos de sol no han conseguido fundir. Tendremos que colocar crampones en las botas y ponernos calcetines bien gordos y una funda nórdica. La noche será fría”.